Un tratamiento de Reiki consiste en canalizar energía tanto hacia un lugar específico donde existe un problema como al cuerpo entero de una persona, dependiendo de la dolencia y el tipo de tratamiento.
La mayoría de los tratamientos se hacen con el pa

Se suele dar el tratamiento en una habitación con luz tenue, música relajante e incienso y velas. El practicante invita el paciente a relajarse, a concentrarse en su respiración y a meditar, si el paciente tiene práctica en ello.
Durante un tratamiento, sentirás una profunda relajación. Muchas personas se quedan dormidas, cosa que no influye para nada el resultado final. A veces, sentirás un "cosquilleo", calor o frío en diferentes partes del cuerpo según la energía fluye a través de tu cuerpo. Otras personas ven colores, experimentan una sensación de "flotar" o sienten emociones que salen a la superficie.
Las zonas donde se te aplica el Reiki (donde suelen estar las manos del practicante) pueden sentir o mucho calor o mucho frío durante el tiempo que las manos están presentes en esa parte del cuerpo. A veces sentirás como se tensan y relajan los músculos en la zona afectada. Simplemente es otra forma que tiene el cuerpo de ayudar a que fluya la energía.

Durante la sesión, la energía fluirá dentro de ti, equilibrando tu sistema energético, soltando tensiones y estrés, aliviando dolores y activando la capacidad del cuerpo para sanarse.
Aunque Reiki es muy eficaz, no es una "cura milagrosa" y sus efectos son acumulativos. Para realmente notar los resultados, se recomienda una serie de tratamientos de 4 sesiones. En la mayoría de los casos ese numero de sesiones es suficiente para solucionar problemas de estrés, tensión, ansiedad, insomnio y problemas emocionales. Problemas físicos a lo mejor necesitan más, pero no necesariamente.
Generalmente, Reiki produce cambios beneficiosos a largo plazo, por lo cuál no hace falta repetidas e interminables sesiones, ¡aunque a mucha gente les gusta tanto que lo hacen de todos modos!
Sea cual sea tu dolencia, el efecto general de Reiki crea una sensación de paz y tranquilidad. Te sientes en condiciones para afrontar la vida y sus desafíos. Aumenta tu energía y tus ánimos, dándote un punto de vista más positivo sobre la vida. Situaciones anteriores de estrés parecen no preocuparte como antaño.
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